El diseño de una oficina no solo responde a estética y funcionalidad: también está regulado por la ley. En España, las normativas laborales establecen condiciones mínimas que deben cumplirse en los espacios de trabajo para garantizar la seguridad, la salud y el bienestar de las personas.
Cumplir con estas disposiciones no es un detalle administrativo: es una responsabilidad que impacta directamente en la productividad y la motivación de los equipos.
Condiciones básicas que exige la ley
La legislación española (Real Decreto 486/1997) fija una serie de requisitos que toda oficina debe respetar:
- Espacio mínimo: los trabajadores deben contar con al menos 2 metros cuadrados de superficie libre y 3 metros cúbicos de volumen por persona.
- Iluminación adecuada: siempre que sea posible, debe aprovecharse la luz natural. Si no, se requieren sistemas de iluminación artificial que eviten fatiga visual.
- Ventilación: debe asegurarse una renovación suficiente de aire, natural o mediante sistemas mecánicos.
- Temperatura: entre 17 y 27 °C según la estación y el tipo de actividad.
- Ruido y vibraciones: los niveles deben mantenerse dentro de los límites que no perjudiquen la salud ni la concentración.
Más allá del cumplimiento
La normativa marca el mínimo. Pero hoy, las empresas que buscan diferenciarse van más allá: incorporan mobiliario ergonómico, materiales sostenibles y tecnologías que favorecen el bienestar. De este modo, la oficina deja de ser un espacio meramente regulado para transformarse en un entorno que potencia la cultura corporativa.
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